Jorge Eduardo Robles Álvarez
Doctor en Administración, director de Publicaciones
Universitarias de la Universidad Autónoma del Estado de México
Una etapa fundamental en el proceso de edición de los libros de contenido científico y académico es el proceso de dictaminación de los textos que se van a publicar. En esta fase, la casa editora se asegura de que el material recibido cumple los estándares actuales de las publicaciones científicas. Por ello, los manuscritos son enviados con especialistas en la materia para evaluar la calidad, pertinencia y actualidad de los textos; además de detectar plagios o fraudes en la investigación científica.
Existen dos métodos para realizar esta fase del proceso editorial: por pares ciegos, donde revisores y autores permanecen anónimos a lo largo del proceso con tal de favorecer la transparencia y equidad en la evaluación; y por simple ciego, donde solo los revisores permanecen anónimos, incluso después de la publicación.
La razón por la que la modalidad de doble ciego es la más usada en el ámbito académico es porque garantiza la imparcialidad del juicio de los revisores sobre el manuscrito y el autor, elimina favoritismos o rivalidades entre investigadores y prejuicios entre instituciones o afiliaciones. Podría decirse que es el método más democrático de evaluación porque iguala las posibilidades de publicación entre los investigadores y permite a los revisores concentrarse exclusivamente en la calidad de los textos.
Por otra parte, hay revisores e investigadores que piensan que el anonimato no siempre es la mejor forma de evaluación, y que conocer al autor y su trayectoria académica ayudaría a entender y evaluar el contenido del texto; además de facilitar la detección de plagio. Aunque estos métodos están muy extendidos en el mundo editorial, son falibles y están dando apertura a nuevas formas de revisión. Recientemente, se ha propuesto la revisión abierta, donde la identidad de autores y revisores es conocida por ambos y las revisiones publicadas junto con el artículo, lo cual ofrece una plataforma de diálogo y discusión para todo aquel que se acerque al texto; y la revisión posterior a la publicación del texto.
Contextualizado en el auge de la publicación digital a través de internet, el proceso de dictaminación cobra una mayor importancia. Ahora se debe considerar lo globalizado de la información actual, la sobrepoblación de textos académicos que circulan en el mundo y una creciente derrama de textos con calidades cuestionables o desconocidas. La mayoría de los investigadores consideran la evaluación por pares la herramienta más efectiva para calificar la conveniencia de un texto, pero el excesivo aumento de las publicaciones y el número de investigadores disponibles para dictaminarlos no es proporcional.
Aunado a esto, no existe un método de revisión infalible y cada uno representa ciertas ventajas y desventajas. El doble ciego favorece la transparencia y brinda posibilidades igualitarias de publicación, pero puede prestarse al arbitraje fraudulento. El simple ciego deja vulnerables a los investigadores y universidades de países en desarrollo o a quienes inician su trayectoria académica, además, permite a la competencia favorecer otros intereses. La revisión abierta ofrece una retroalimentación honesta al involucrar en diálogo cercano y constructivo al revisor y al autor, pero los autores pueden influir en la decisión final del revisor, o los revisores pueden perder objetividad, generando disputas entre ellos, además de que es factible excluir a revisores o autores sin la experiencia idónea. La revisión abierta publicada junto con el artículo anima al diálogo entre revisor, autor y otros investigadores, porque presenta públicamente el trabajo de arbitraje e investigación, aunque se piensa que se pueden perjudicar las relaciones jerárquicas y los resultados no sean tan críticos como se esperaría.
Para una editorial universitaria que por definición tiene el compromiso de ofrecer material académico novedoso y de calidad, la dictaminación es un proceso inevitable que debe realizarse en pos de la necesidad, utilidad y credibilidad de la investigación que publica. La cuestión —y lo que vuelve más complejo este proceso— es que cada sello editorial tiene necesidades distintas de arbitraje, y debe hacer un esfuerzo por encontrar el sistema de revisión más adecuado a su perfil editorial y a su comunidad de autores y revisores; evaluar los modelos de dictaminación y adaptarlos para que se responda a sus necesidades.