Noé M. Zenteno Ocampo
Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas
Acceso inmediato a cualquier investigación en el mundo, poco espacio de almacenamiento, hipervínculos, hipertextos y multimedia, búsquedas rápidas y un menor costo, son algunas de las virtudes inherentes a las publicaciones digitales. Por su parte, el formato impreso ha preservado durante siglos la tradición del proceso de formación y encuadernación, y nos sigue permitiendo el aprecio tangible de las obras; se destaca por la experiencia que reporta a nuestros sentidos, la durabilidad, resistencia, su practicidad de uso y sencillez (sin electricidad), así como el factor de posesión y coleccionismo.
Aunque resultan evidentes las múltiples ventajas que nos ofrecen las publicaciones electrónicas, podrían no ser las herramientas ideales para el entrenamiento y mejora de las habilidades lectoras, pues se piensa que no facilitan la concentración y nuestras capacidades no se desarrollan aún del todo para su aprovechamiento.
De acuerdo con estudios recientes los textos en papel parecen ser comprendidos y recordados más fácilmente, especialmente en contenidos que demandan mayor atención, mientras que los formatos electrónicos no facilitan la formación de una imagen mental de la estructura que tienen, ya que dificultan la exploración intuitiva. Leer en la pantalla recorriendo textos requiere de más atención, por lo que muchas personas prefieren los libros y revistas impresas cuando de leer a profundidad y de retener lo leído se trata.
Los textos digitales son fluidos y carecen de un lugar específico en el espacio, así como de un formato establecido (son adaptables), lo que impide que registremos “anclajes materiales” Kovac, M. (abril de 2020), a diferencia de una obra impresa; factores que son importantes cuando leemos.
De acuerdo con la revista electrónica Investigación y Ciencia, la lectura de pantalla dificulta la comprensión abstracta ya que usamos recursos cognitivos menos costosos, y se da un aumento de la fatiga física y cognitiva. La distracción a la que estamos expuestos antes las pantallas atentan contra la atención, memorización y concentración, dado que los dispositivos están enfocados hacia la multitarea, alternando nuestra atención ante diversos estímulos; saltamos de una cosa a otra con asombrosa facilidad, lo que da a la lectura un carácter superficial, especialmente si de contenidos expositivos o informativos se trata. Por el contrario, el formato para el libro o revista impresa solamente está hecho para contener un texto, lo que favorece la contemplación, sin distraernos.
Por otra parte, se piensa que las sensaciones que tenemos cuando leemos material impreso incrementan nuestra inmersión cognitiva, afectiva y emocional con relación a los contenidos, como lo señala la revista electrónica Investigación y Ciencia; así, pasar la página, tocar el papel y sostener la publicación en nuestras manos nos llevaría a una experiencia multisensorial. A diferencia de la manera en que leemos fragmentos en formatos digitales, esto nos permitiría crear un mapa mental de los contenidos en su estructura física y de sus componentes, organizarlos e integrarlos en nuestra memoria para localizar espacialmente fragmentos de información en las distintas partes del texto, logrando así una mejor comprensión. Cuando leemos, se de una interacción física con la materialidad del formato de lectura, útil recurso para la interpretación y entendimiento.
Aunque los libros electrónicos continúan su avance, todavía están lejos de superar el volumen de mercado de los libros impresos, como se muestra durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en la que se exhiben aproximadamente 300 mil libros impresos cada año. El mundo de los materiales impresos nos sigue despertando un especial interés y curiosidad; la textura de los distintos papeles, la magia comunicativa del diseño, la intención de la tipografía, el brillo de los colores, la vitalidad de las imágenes e ilustraciones, el poder expresivo de las infografías, y la mezcla armoniosa y artística en cada página se disfrutan mejor de manera tangible.
Hoy en día la tecnología nos sorprende a diario con nuevos formatos electrónicos, múltiples dispositivos y recursos innovadores, sin embargo, para los que no somos nativos digitales y para muchas y muchos que sí lo son, ninguna pantalla podrá sustituir nunca la portabilidad, la sensación de pertenencia, la autenticidad y el arte de los formatos en papel, por lo que los medios impresos distan mucho aún de su extinción.
REFERENCIAS
- Kovac M. (abril de 2020). Lectura en papel vs. lectura en pantalla; Dosier Cerlalc. Recuperado de:
- “Leer en una pantalla dificulta la comprensión abstracta”; enero/febrero de 2017 Investigación y ciencia. Fuente: Proceedings of the 2016 CHI Conference on Human Factors in Computing Systems 10.1145/2858036.2858550. Recuperado de https://www.investigacionyciencia.es/revistas/mente-y-cerebro/el-poder-del-poder-694/leer-en-una-pantalla-dificulta-la-comprensin-abstracta-14851
- “La lectura digital, en desventaja”; noviembre/diciembre de 2019; Investigación y ciencia, Recuperado de: https://www.investigacionyciencia.es/revistas/mente-y-cerebro/el-inconsciente-sale-a-la-luz-783/la-lectura-digital-en-desventaja-1801
- “Por qué el cerebro prefiere el papel”; febrero de 2014; Investigación y ciencia. Recuperado de: